Masonería y Martinismo

El Martinismo surge del trabajo místico e iniciático de tres masones. De hecho, el Rito Escocés Rectificado, fue fundado por uno de ellos, y el Rito masónico de los Caballeros Elus Cohen del Universo, es la inspiración de numerosas ideas del Martinismo, si bien, no podríamos decir que tanto uno como el otro sean base directa del Martinismo.

Lo que podemos afirmar es que ambas Órdenes no se excluyen porque ambas surgen de la libertad de pensamiento absoluta y en ambas es importante tener cierta inspiración surgida en la idea de recorrer un camino iniciático.

Es obvio que no nos podemos referir a quienes usan las Órdenes para escalar en el estatus social o económico y utilizan lo sacro en intereses egoístas y materialistas. Nos referimos a quienes tienen claro que en las instituciones iniciáticas el adepto tiene la misión y la expectativa de emprender un proceso de transformación consciente y guiado por la Logia en el cual el conocimiento se convierta en sabiduría.

En eso se pueden parecer la Masonería y el Martinismo.

Tal vez la única diferencia importante es que no se le puede llamar Masonería al Martinismo, aunque la doctrina puede ser parecida - ambas son profundamente alquímicas - pero si bien en esencia sus objetivos aunque parecidos, hay importantes variaciones que debemos observar. Vamos a explicar esto.

La ritualística

Hay una enorme diferencia en el enfoque de los rituales de ambas organizaciones de tal forma que no se puede hallar un parangón real en esta materia. Es muy probable que el Martinismo se haya inspirado en la Masonería y al tiempo, puede que no, pero siempre hay que dejar en claro que son dos entidades que usan rituales muy diferentes.

En la Masonería la forma como se le enseña al adepto a morir es única y muy especial: desde que llega al Cuarto oscuro inicial recibe los grandes rudimentos de la Orden que le indica que el objetivo es entrar en contacto con las grandes fuerzas oroginarias de la naturaleza simbolizadas en el azufre, la sal y el mercurio. 

Y hasta la ceremonia del tercer grado simbólico, todo le muestra que debe morir como profano para nacer como un verdadero iniciado buscador de lo valioso que hay en la naturaleza: su propio ser que es además, la extensión de la humanidad entera.

En el Martinismo la búsqueda es similar, pero los grados no tienen los elementos de la epopeya de la consciencia que se desarrolla en la Masonería: tiene la suya propia y la muerte del profano se lleva a cabo de otras formas hasta lograr que dentro del martinista no habrá ya un profano actuante.

Es importante resaltar que ambas Órdenes tienen una doctrina que en la Masonería permanece oculta incluso para los mismos masones, algunos de los cuales logran entenderla y conocerla para poder desarrollarla. Muchos, desafortunadamente no logran verla ni conocerla.

El Martinismo habla ritualmente de forma mucho más abierta y evidente de tal forma que no hay sino dos opciones: o se acepta y se sigue, o viene el retiro.

Los grados

La gradación de cada Orden es muy diferente y los nombres de los grados, igualmente, así como los objetivos de cada uno. De hecho, podemos anotar que hay muchísimas formas de Masonería y cada una tiene sus grados, sus nombres y la filosofía que representa cada grado, por eso, en esa enorme diversidad no es posible encontrar paralelos concretos, aunque en algún caso pueda subsistir alguna similitud, si bien, en la Masonería simbólica universalmente los tres primeros grados se llaman igual en todas partes y en todos ritos y tienen una base ritual común. Sí cambian los discursos iniciáticos de rito en rito masónico.

Lo que aprende cada hermano en cada Orden en el manejo ritual es bien diferente y los contenidos de instrucción son igualmente basados en temáticas que no guardan relación directa, aunque tengan el mismo objetivo final, pero el camino es marcadamente diferente. La relación es indirecta porque el fin último de un masón y de un martinista en algunos casos podría ser el mismo, pero al final, la forma lo diferencia todo y también la multiplicidad de contenidos en los distintos Ritos masónicos.

Las doctrinas

La Masonería tiene un trasfondo alquímico velado en sus tres primeros grados que muchos masones no ven, aunque parezca extraño decirlo y aunque sea aún más extraño que esto ocurra. En la práctica, el Martinista tiene los colores de la alquimia en su Templo y en sí mismo, así como en todas las actividades rituales y de contenidos que estudia porque el Martinismo es mucho más evidente en los mensajes de su doctrina, la cual se enfoca en un esoterismo y misticismo de tipo judeo cristiano y gnóstico que engloba otras tantas doctrinas que han construido el pensamiento occidental.

En realidad, el Martinismo es una Orden iniciática de corte crístico, abiertamente alquímica y profundamente seguidora y emuladora de la caballeria cristiana sin que jamás se le pueda acusar de ser confesional con alguna religión o filosofía de ese mismo corte.

Diferentes formas de Masonería pueden tener en sus presupuestos filosóficos lo mismo, pero el objetivo global no siempre lleva a un proceso alquímico similar en los diferentes Ritos a sus adeptos. De hecho, es extraño encontrar logias que sean profundamente alquímicas, como lo son las Martinistas; es más común encontrar logias masónicas ateas, repúblicanas, políticas, de negocios, etc. Y cuando hay algunas logias que se preocupan por el avance alquímico, no todas reconocen el pensamiento judeo cristiano y/o gnóstico como caminos reales de trabajo iniciático. De hecho, la Masonería tiene sus propios medios para lograr muchas cosas, por supuesto, pero es muy importante tener en cuenta que en ella no aparecen de forma explícita los conceptos como "reconciliación con la Divinidad" y/o la "reintegración con la Divinidad". Estas últimas ideas son Martinistas, para dar algunos ejemplos, y son la base de cualquiera de sus logias que se precien de serlo, sin importar la filiación o linaje que sustenten.

Así las cosas, no es posible llamar masón a un Martinista y viceversa, si bien, son Órdenes que pueden ser complementarias porque sin dejar de ser masón se puede ir a trabajar al Martinismo y en sentido opuesto en la idea de comprender otras formas de pensamiento y de trabajos de corte iniciático que hagan más operativo la labor iniciática.

Recordemos que en todo caso, la Masonería de diversos ritos, como el de York, el sueco, el de la Estricta Observancia Templaria, el Rito Escocés Rectificado y el REAA, para nombrar algunos, hacen una directa y profunda referencia al origen de tradiciones como el rosacrucismo, el templarismo y las formas esotéricas del cristianismo que provienen de un medio crístico - gnóstico para abordar el pensamiento iniciático que le da los soportes sobre los que descansa lo cual pueden ser comprendidos en el Martinismo sin que se compartan doctrinas de forma directa.

De hecho, el Martinismo puede lucir para muchos masones como una forma elevada de filosofía masónica por albergar los elementos rosa+cruces, cabalísticos, alquímicos y templaristas sin que sean estos últimos elementos fundamentales de su análisis y estudio, pero hay un momento en que en la logia martinista se tratan. El Martinisimo tiene sus propias premisas y forma de elevar la consciencia de sus adeptos dsde su propia doctrina y desde su vida ritual particular.

El valor de ser masón y martinista simultáneamente

Hay ciertos elementos de la doctrina martinista que con toda seguridad le son últiles al masón en su vida iniciática. Para empezar, hay un profundo desconocimiento de lo que es el pensamiento iniciático occidental que es de donde surge básicamente la Masonería, si bien, ella se circunscribe especialmente a los canteros medievales a quien tampoco se estudia de forma rigurosa y se les califica casi que despectivamente como "masones operativos".

Louis Claude de Saint-Martin
Louis Claude de Saint-Martin

Diferentes formas de Masonería pueden tener en sus presupuestos filosóficos lo mismo, pero el objetivo global no siempre lleva a un proceso alquímico similar en los diferentes Ritos a sus adeptos. De hecho, es extraño encontrar logias que sean profundamente alquímicas, como lo son las Martinistas; es más común encontrar logias masónicas ateas, repúblicanas, políticas, de negocios, etc. Y cuando hay algunas logias que se preocupan por el avance alquímico, no todas reconocen el pensamiento judeo cristiano y/o gnóstico como caminos reales de trabajo iniciático. De hecho, la Masonería tiene sus propios medios para lograr muchas cosas, por supuesto, pero es muy importante tener en cuenta que en ella no aparecen de forma explícita los conceptos como "reconciliación con la Divinidad" y/o la "reintegración con la Divinidad". Estas últimas ideas son Martinistas, para dar algunos ejemplos, y son la base de cualquiera de sus logias que se precien de serlo, sin importar la filiación o linaje que sustenten.

Pues vamos a entender entonces que los masones operativos tenían un conocimiento iniciático bastante complejo que tenía un contexto filosófico probablemente venido de oriente con quienes estaban en contacto por fuentes como el mundo templarista que vivía en dos escenarios: el Medio Oriente y Europa.

Es necesario entender que bajo los califatos las culturas de Asia Menor y de África del norte nunca pararon de practicar sus artes y ciencias. Muchas sectas y corrientes filosóficas y religiosas se mantuvieron vivas, como por ejemplo, la Iglesia Ortodoxa Copta en Egipto que promulga un cristianismo pre católico y puede conectar su doctrina con el cristianismo gnóstico de los primeros siglos de nuestra era.

Hay otras vertientes parecidas que siguieron vivas como el mandeísmo irakí y el maniqueísmo, dos escuelas iniciáticas que son calificadas por la Iglesia Católica como herejes porque en la médula de su pensamiento está el que un individuo puede avanzar en su vida filosófica y encontrar su chispa divina en su interior a través de la Gnosis.  De igual manera, el cristianismo gnóstico habla de lo mismo, del encuentro con el espíritu divino en el espacio interior del ser humano, cosa que fue abolida por la naciente doctrina católica desde el siglo II en adelante hasta concretar la herejía en el Concilio de Nicea que le dio vida organizacional desde sus dogmas.

Se mencionan todas estas cosas para entender que el Martinismo bien podría ser una herejía porque es abiertamente gnóstico y no tiene un dogma de fe sino un trabajo activo por lograr un estado de conocimiento y/o sabiduría, esto es, una Gnosis. Y hay que expresar que esta Gnosis es un estado de consciencia superlativizado que vive en constante comunión con el espíritu primigenio del ser humano y que se manifiesta, como decían los egipcios, en el corazón.

Esto se logra en un proceso alquímico y por ello los colores rituales del Martinismo son los mismos colores alquímicos, reiteramos y a través de esta composición ritual el practicante obtiene la certeza de que hay un camino filosófico e iniciático viable.

En la Masonería, las pruebas con los cinco elementos rituales son una referencia directa a la alquimia espiritual, pero desgraciadamente poco a nada se estudia en ella y lo que es más complicado, no es tan sencillo lograr el enfoque correcto porque hay cientos de versiones sobre lo que alquimia puede o no buscar.

En el Martinismo eso es muy claro: el adepto busca la manifestación interior del Genio, de la Divinidad en la vida interior y a través de este fenómeno, lograr un proceso por medio del cual retrocede la vida material en la mente y emociones hasta lograr que la manifestación Divina sea muy clara por lo que llegado el momento será ella la que dirija la vida del Martinista. Cuando esto ocurre al Martinista se le llama "el hombre ministerio", o sea, aquel que desde ese punto se dedica a compartir sus hallazgos y de ejercer la compasión con la educación dentro del Martinismo con la idea de lograr la plena libertad de consciencia y de plenitud de esta forma en sus hermanos de Orden.

En la Masonería se tiene esta opción desde la alquimia. Se señala que la humana personalidad debe ser iluminada con el retroceso de los elementos materiales de la personalidad. Eso es lo que indican los dos primeros grados simbólicos y luego, el masón asiste a la muerte de su personalidad, del profano, para que Hiram renazca en él y desde allí, encarnar al espíritu divino en toda su plenitud. Hay muchas versiones e quién es Hiram, pero para nosotros resulta claro que es la resurección del espíritu Divino que encarna en el ser humano desplazando al profano que hasta ese momento seguía habitando en él.

Lo curioso es que esto extrañamente no se explica así pues hay muchas versiones sobre este asunto. Sin embargo, nos es dable indicar lo que para el Martinismo es la verdadera apoteosis del espíritu en la Masonería y lo que para él tiene un valor enorme.

Así las cosas, quien tiene ojos para ver que vea.

Gran Logia de la Orden Martinista y Martinezista de Colombia
orden.martinista.iniciatica.omi@gmail.com
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar